Durante un año, en las páginas de la revista Destino, fueron apareciendo puntualmente cada semana, bajo el título de «Notas», las observaciones que a Miguel Delibes le iba sugiriendo la realidad cotidiana. Como dice él mismo, «el numeroso y estimulante epistolario que he recibido a lo largo de su publicación fragmentada me llevan a pensar que si, dispersas, fuero útiles en su día para unos, reunidas ahora en un solo volumen pueden resultar igualmente eficaces para otros».
Rehuyendo la reiteración y lejos de cualquier forma de narcisismo literario, Delibes nos va dando la medida de su personalidad al consignar sus impresiones sobre todo cuanto pasa ante su retina de observador atento.