Y así, entre lágrimas, nos dejas. Has marchado, pero siempre quedarán tus letras. ¡Poeta, poeta, poeta! La sangre del poeta Hacen falta poetas que en cada verso dejen su sangre, un río de lágrimas, una hemorragia de letras, lo de menos son las rimas lo de más el alma y un puñado de miradas hambrientas. Hace falta una poesía desnuda, ausente de dobleces, con el atajo de la pluma entre la soledad y el papel ya la verdad valiente.