Edición conmemorativa del Centenario de su aparición a cargo de Rocío Plaza Orellana y Antonio Zoido Naranjo.
En 1912 el maestro de bailes José Otero le pedía a Manuel Chaves Rey, padre de Manuel Chaves Nogales, el prólogo para un libro: el Tratado de Bailes, donde recogía las reglas con las que ejecutar no sólo danzas extranjeras y españolas sino también las f1amencas, hasta entonces ignoradas por los todos los tratadistas.
Nacía así un manual que sacaba nuestros bailes de las aguas procelosas de la tradición oral para convertirlos en Cultura. La contribución del maestro José Otero a la Historia del Flamenco es tan importante como la que había hecho Antonio Machado Álvarez. Demófilo, treinta años antes, la que harían veinte años después Manuel de Falla y Federico García Lorca celebrando el Concurso de Granada o Antonio Mairena dando cánones precisos a los cantes. Además, yendo con su tiempo, usó por primera vez la fotografía para indicar con exactitud las posiciones de los ejecutantes.
Aunque reeditado hace mucho tiempo, consciente de su importancia, por la Asociación Pareja Obregón, era prácticamente imposible de encontrar en nuestros días. El Centenario de su aparición - 1912- era el momento de volver a ponerlo en las librerías y ello ha sido posible por la cooperación ele muchas personas, el empeño de la Bienal de Flamenco de Sevilla y la colaboración de la Universidad de Sevilla.