Durante muchos años, la transparencia ha estado ausente prácticamente de la labor de las Instituciones, de los órganos y de las agencias comunitarias. Esta situación no podía mantenerse indefinidamente en el tiempo, en primer lugar por la falta de claridad a la hora de relacionarse con la Comisión. En segundo lugar, porque la ciudadanía europea ha alcanzado la mayoría de edad, es consciente de la transcendencia de las decisiones comunitarias, y durante años ha sufrido un desapego y un distanciamiento progresivo de las cuestiones europeas que hay que combatir y contrarrestar a través de acciones concretas, positivas y palpables.
No es la transparencia el único y exclusivo principio que puede hacer que la ciudadanía vuelva a mirar hacia a Europa sin desconfianza: es necesario el fomento de la cercanía, del sentimiento de pertenencia, de la percepción de la UE no como un ente supranacional, ajeno y distante de la cotidianeidad y de los problemas reales que ocupan la mente del ciudadano europeo de a pie. Hay que asegurar la participación, simplificar los entramados y oscurantismos vigentes, en definitiva, intentar retomar un camino común, positivo para todos y que pueda ser recorrido de buen grado por el ciudadano y la ciudadana, de otro modo no se andará...
(de la introducción del autor) 1. Introducción: La transcendencia de la transparencia en la actividad de las Instituciones Europeas 2. La Comisión Europea y su relación con la transparencia 3. El Parlamento Europeo y la Transparencia 4. Propuestas de mejora 5. Conclusiones II. Hiperregulación en la Unión Europea 1. La Estrategia de Lisboa 2. Legislar mejor 3. Regulación inteligente (smart regulation) 4. Sectores regulados 5. Conclusiones y propuestas de mejora