Lo que a primera vista podría parecer una paradoja es que a pesar de que el estado psicológico del individuo en la "novela de la gran ciudad" Großstadtroman, moderno esté en el centro de la atención, al mismo tiempo, su rol como protagonista disminuye en novelas tan importantes como Manhattan Transfer, Berlín Alexanderplatz o Los siete locos, de Roberto Arlt, una de las primeras manifestaciones latinoamericanas de este género. El aislamiento del individuo, el riesgo de perderse a sí mismo entre la multitud, se representan como consecuencias del desarrollo de la moderna sociedad de masas industrializada; en las novelas de Döblin y Arlt, los individuos que vanamente buscan un sentido de la vida en un entorno hostil se convierten en criminales a pesar de sus intentos en contrario. Al mismo tiempo, el individuo se siente atrapado por la ciudad, por un espacio del cual no puede escapar y que domina su forma de moverse en él, como se desprende de la lectura del primer cuento de Juan Carlos Onetti "Avenida de Mayo-Diagonal Norte-Avenida de Mayo", en el que la infraestructura de Buenos Aires limita y a la vez trasciende los movimientos del protagonista.
La tendencia de representar espacios o "mundos" reducidos o conformarse con la representación de la vida de un sólo protagonista para atestiguar la memoria personal del grupo al que pertenecen no solamente las figuras, sino en muchos casos también los escritores, es visible en Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco o en Uno soñaba que era rey, de Enrique Serna, pero también en las crónicas mexicanas o en la llamada literatura de barrio de varios países latinoamericanos, literatura que surge sobre todo a partir de los años sesenta del siglo pasado.