Para Anne, todo son señales y la vida está sembrada de ellas. Así se lo explica a Chicocafé, el único amigo que hace en la ciudad y que pronto se convertirá en algo más. Anne no se achanta a la hora de conseguir sus objetivos. Está convencida de poder lograr sus sueños sin tener que renunciar a nada. Y se propone que Clara también lo aprenda. Lo que jamás podrá sospechar es que sus destinos estarán unidos para siempre.