¿Su culpa? La deriva ideológica de sus padres (ambos socialdemócratas, considerados por las autoridades «enemigos de clase» y condenados a dilatadas penas de prisión cuando Zabrana era tan sólo un adolescente). ¿El castigo? La prohibición de acceso a la universidad por ser «no apto políticamente para el estudio», la interdicción de publicar sus escritos, las amenazas constantes de los delatores, el desgarro familiar...