La novela empieza cuando unos granjeros descubren una cabeza de mujer pelirroja en perfecto estado. Como la turba en la que se encontraba no permite dilucidar cuanto tiempo ha transcurrido desde que fue enterrada -dos décadas, dos centurias o quizás mucho más-, además de una anatomista, cuentan con un experimentado arqueólogo, que pronto empezarán a abrir viejas heridas.