En esta primera biografía completa, las posiciones teológico-políticas de Joaquín de Fiore son reconstruidas sobre el trasfondo del prolongado conflicto que opuso al Papado y al Imperio, en la época de Federico Barbarroja y Enrique VI, de Constanza de Altavilla e Inocencio III. Un periodo dramático para la Iglesia romana que, en la fase convulsa de la caída de Jerusalén (1187) y del ocaso del reino normando de Sicilia, se presenta con signos inciertos y en la que el Papado tiene que hacer frente al islam y a las herejías cátara y valdense.