Esta obra analiza el fracaso de la implementación de la Estrategia de Lisboa (2000), en un contexto de agravamiento del deterioro del entorno económico europeo por la prolongación de los problemas fiscales y financieros de varios Estados de la zona euro. La configuración de las actuales políticas públicas supranacionales de regulación económica requiere una estrecha coordinación con los gobiernos de los Estados miembros de la UE. Pero también, una refocalización de sus objetivos para ser eficaces en la era de la globalización.La competitividad, el crecimiento y la cohesión social deben lograrse sin menoscabo de la austeridad y de la disciplina fiscal