Con la publicación de los documentos descubiertos en 1945 cerca de Nag Hammadi, en el Alto Egipto, el interés por los textos apócrifos se ha incrementado notablemente. No todo el mundo los considera ya como una sarta de falsedades incapaces de aportar nada nuevo, ya sea histórica o doctrinalmente. Tampoco sería justo valorar todos los apócrifos del mismo modo, sin embargo, cada uno a su manera, nos dan una visión muy valiosa. Nos muestran la imaginación, las creencias, los miedos, y las esperanzas de las personas que los redactaron y que los siguieron, y en este sentido, son documentos preciosos. No debemos tampoco olvidar que muchos de ellos ejercieron una gran influencia histórica, hasta el punto en que el Cristianismo no sería hoy lo que es, sin la importante contribución de ciertos textos hoy etiquetados como apócrifos.