Con una obra literaria impecable a sus espaldas, Updike asume el riesgo de abordar un tema tan delicado como la sociedad estadounidense inmediatamente posterior al 11 de Septiembre. Y lo hace desde el filo más escarpado del abismo: con su habitual mezcla de crueldad y empatía hacia sus personajes, se mete en la piel del «otro», de un adolescente árabe-americano que parece destinado a convertirse en un «mártir» inmisericorde, a cometer un acto espeluznante con la beatífica confianza del que se cree merecedor de un paraíso de huríes y miel.
Y, en una vuelta de tuerca sólo al alcance de un genio, el autor escribe un thriller apasionante, que seduce al lector desde la primera página y lo retiene hasta la última, sin dejar de ser el Updike de siempre: lúcido, implacable, mordaz y, pese a todo, comprensivo con cuantos habitamos un mundo de certezas que se desmoronan ante nuestros ojos.