Con estas nuevas perspectivas acerca del funcionamiento psíquico, se abre la posibilidad de teorizaciones transformadoras sobre la producción misma del inconsciente: el vínculo como condición de la formación de la pulsión, el trabajo psíquico como una exigencia impuesta por la subjetividad del otro, la represión como co-represión. En definitiva, una concepción del sujeto del inconsciente como sujeto del grupo, es decir, formado en la intersubjetividad, ligado a un conjunto intersubjetivo de sujetos del inconsciente, que le transmitirán, tanto por la cadena diacrónica de las generaciones como por la sincrónica de los contemporáneos, algunas de sus formaciones inconscientes.