«Lo digo así, de sopetón: [...] La originalidad de sus ideas, el lenguaje de sus personajes, que va con natural fluidez de lo culto a lo popular según haga falta, su refinado sentido del humor, los atrapantes silencios que sabe crear entre cuadro y cuadro, hacen que, a mi entender, merezca el título de Maestro ya, a su temprana edad (bueno, ya tampoco tan temprana).»
Estas son las palabras con las Quino, uno de los padres de la historieta, define el trabajo de Tute: un creador que parece haber llegado al imaginario de la ilustración para quedarse.
El testigo del humor gráfico de sello argentino pasando de maestro a maestro en un libro que recorre con chispa e ironía todas las edades del amor, desde la infancia hasta la vejez.