El trabajo en oficinas y fábricas tal y como se ha venido entendiendo hasta estos momentos, con un lugar propio y específico, surge en el siglo XIX, como consecuencia del desarrollo industrial. Hasta entonces se venía realizando en casa o relativamente cerca de ésta. En la actualidad, y debido a los cambios ocasionados por la evolución de las tecnologías de la información y de las comunicaciones, TIC, se produce un fenómeno de vuelta a los orígenes: el trabajo se sitúa de nuevo en cualquier lugar, sin que tenga que ver con el espacio común del trabajo centralizado. Este hecho propicia la aparición de una nueva forma de trabajo, como el teletrabajo, y de un tipo de trabajador con algunas características diferentes, el teletrabajador.