Escritas en catalán y traducidas por el propio Eduardo Mendoza, estas piezas teatrales son una muestra de la originalidad y del humor satírico del reciente Premio Cervantes. «Mendoza lleva a cabo, a la vez que una investigación en los límites entre lo coloquial y lo lírico [?], también un viaje al fondo de la galería de sombras, de obsesiones personales, de mitos privados y de esfinges secretas que determina que sus textos, tan divertidos, nos puedan además conmover en dos sentidos: por el triunfo del puro instinto artístico y por la contenida verdad humana.» Pere Gimferrer