Un asesinato, como en la mejor tradición del género policiaco, pero donde el puñal extraído del sueño, hace de la historia un enigma un mensaje cifrado, un alucinante rompecabezas: ?Un jardín de los senderos que se bifurcan?. Y frente a la muerte, como la imagen en el espejo, lo amoroso se convierte en la otra corriente profunda que se abre a la vez como un caudal y como una herida, para revelar el signo secreto que identifica amor y muerte: la carencia.
Multiplicidad y confluencia: el lenguaje se ofrece como un horizonte de metamorfosis donde Juan deviene tantos Juanes y donde la revelación del destino del otro, la ?venganza de la Sota?, es la revelación del propio destino: el lenguaje como el espejo de los estremecimientos.
Todo influye en la constitución del sentido: el sentimentalismo y la soledad, el lirismo desbordado de la demanda amorosa, la cotidianidad con su caudal de lenguaje, con la confusión de sus mitos; la conjunción de lo cósmico y los poderes secretos de lo astral como el ansia misma de lo amoroso; la resonancia de la mitología clásicas y la reflexión sobre la escritura como uno de los momentos en que la novela, como género, alcanza su prodigio.