Un grupo de prisioneros sobrevive en un campo de concentración no sólo gracias al sometimiento y la pasividad, sino a la resistencia diaria que la invención y la fantasía les proporcionan. En un círculo de fabulaciones, cada vez más intrincado y peligroso, los presos distraen el tiempo, hasta que la ficción se impone y difumina la línea entre las víctimas y los victimarios, la vida y la muerte, la esperanza, la derrota y la fe. Con un lenguaje cinematográfico que, por momentos, evoca el cine bélico de los años 60, Suficiente soga entronca con esa tradición literaria donde la fabulación alimenta o mantiene vivo a los personajes, pero cuyo estilo es heredero de las voces más actuales y frescas de la narrativa actual.