1940. En una pequeña agencia de publicidad del Soho londinense, Catrin Cole escribe breves textos cantando las alabanzas de Vida Elastic y del colorante So-Bee-Fee para la salsa de carne. Pero la nación está en peligro, se necesitan todos los recursos y en el esfuerzo bélico también hay lugar para quienes tienen habilidad con las palabras. A Catrin la recluta el mundo de las películas de propaganda. Tras una breve etapa promocionando las alegrías del colinabo para el Ministerio de Alimentación, se ve escribiendo diálogos de Un miércoles corriente: una emocionante "historia verídica", aunque en gran parte inventada, sobre el rescate en las playas de Dunquerque en la que se incluye, además, un toque romántico. Y mientras las bombas caen sobre Londres, Catrin descubre que entre bastidores hay tanto dramatismo, tanto humor y tanta pasión como delante de las cámaras...