Este libro quiere ser ante todo una apelación a la conciencia personal y comunitaria.No hace tanto tiempo la moral religiosa en cierta forma suplía la ética sobre la que debe apoyarse la sociedad con sus valores y pautas de conducta, como pivotes sobre los cuales se asienta la convivencia entre las personas y grupos. Hoy no son las religiones sobre las que el hombre del s. XXI sostiene sus valores éticos; lo laico, lo secular, lo civil invade las conciencias personales y asociativas y va imponiendo sus valores. Fijando la mirada inquisitoria sobre el «homo socialis» podremos percibir ?como advertía J. Habermas? que las mismas personas religiosas no las representan en la sociedad como tales, sino que incluso las amañan como si fueran argumentos puramente racionales, socapa de que sean aceptadas como tales por aquellos que no comparten creencias en el más allá, apostando con ello por acompartir los mismos sentimientos.