El modelo está basado en la creación de tablas, según mejora de instalaciones, de huecos, de envolvente opaca, y otras mejoras, donde dependiendo de la tipología y antigüedad del inmueble, y de los hábitos de consumo y grado de confort térmico de sus ocupantes se proponen las distintas medidas de mejora energéticas que mejor se adaptan a cada escenario. Para validar el modelo obtenido, se siguen los pasos metodológicos en una vivienda real con tres distintos grados de aplicación de mejoras. Llegándose a la conclusión de que la aplicación total del modelo puede llegar a conseguir ahorros energéticos superiores al 90%.
Tras analizar los inmuebles y sus ocupantes, se ha llegado a la conclusión de que son las viviendas existentes las que mayor capacidad de mejora disponen, además de que a la hora de conseguir que los propietarios acometan medidas de mejora, además del factor económico, hay que poner en valor el aumento del valor de mercado, la mejora del confort térmico y la mejora de la estética y de la seguridad.