Argumento de Sonetos y Querellas de Una Amante
Quizá una de las obras que han levantado más querellas críticas, los Sonetos shakesperianos permanecen, y posiblemente permanecerán, rodeados de un misterioso halo biográfico que añade mayor densidad a su ya de por sí extraordinaria materia poética. ¿Quién era el narrador implícito de los Sonetos?, ¿quién el destinatario?, ¿quién el poeta rival y quién la dama morena? ¿Se trata sólo de un ejercicio de ficción dramática en forma de poemario o hay que tomarse al pie de la letra biográfica la singladura por las aguas de la pasión del amor y la amistad, a veces claras y serenas, a veces turbulentas y a veces turbias? La respuesta no está en la crítica sino en un ejercicio de imaginación poética en la lectura que el poderoso y rico verbo shakesperiano nos ofrece, demostrándonos una vez más que no hay obra en la que el bardo de Stratford ponga su pluma a la que no imprima su aliento de genialidad y de eterno contemporáneo.
Las Querellas de una amante, obra considerada menor que salió a la luz acompañando a los Sonetos, y que demasiado frecuentemente se ha omitido en ediciones y traducciones, se ofrece aquí como lógica conclusión poética de los Sonetos en cuanto que añade, a través de un altísimo registro esteticista y un cambio de perspectiva narrativa, un estudio más impersonal, pero igualmente penetrante, de la condición amorosa.0