Estos sonetos, que según Giuseppe Tomasi di Lampedusa cabría situar entre las tres o cuatro más insignes colecciones de lírica, tienen, además, la cualidad de hacer comprender mejor, la de acercarnos, en sus miserias y sus vergüenzas, a Shakespeare; la de hacernos entender mejor las obras maestras teatrales, puesto que si no conociéramos le dessous des cartes (la trastienda) tendrían el aire un poco exagerado de haber sido dictadas por Dios.