El soneto nació en Italia entre 1230 y 1240. Íñigo López de Mendoza, el Marqués de Santillana, lo introduce en la península ibérica y, así, en la lengua castellana. Casi un siglo después Juan Boscán lo recupera, gracias a su amigo Navaggiero, un italiano que se dio cuenta de la afinidad entre su idioma materno y el castellano. Boscán, entonces, adapta definitivamente el soneto en nuestra lengua, con sencillez y a la vez elevación del lenguaje