Argumento de Sonata de Primavera(c.a.37) (a 70 Años)
Estas páginas son un fragmento de las Memorias amables que ya muy viejo empezó a escribir en la emigración el Marqués de Bradomín. Un Don Juan admirable, ¡El más admirable tal vez!, era feo, católico y sentimental. Así define don Ramón del Valle-Inclán sus SONATAS, en las que, dentro de la trayectoria del Modernismo y desde una perspectiva absolutamente original, contrahace el viejo mito. El movimiento modernista trae consigo una visión artística de la vida, una ideología religiosa en la que el amor y lo profano se revisten de formas sagradas y, en contraste con el realismo burgués, exalta lo aristocrático refinado y cosmopolita. El protagonista de las SONATAS es un arquetipo de nueva cultura. Difícilmente podría hallarse mejor introductor y compañero de lectura de estas dos SONATAS, donde vamos del ambiente primaveral de la Italia del norte a la exuberancia del estilo mexicano, que Pedro Gimferrer. Escritor y académico de la Real Academia Española de la Lengua, es uno de los primeros especialistas en el Modernismo, e introductor, a la vez, de una corriente neomodernista en la poesía hispánica.1