Estamos a mediados de los años treinta, y enseguida en medio de un misterio que quizá nadie consiga resolver nunca el vértigo innombrable de la Gran Purga va a arrastrar hasta el centro de su vacío a Kolia, el hijo. Comenzará entonces una «segunda» vida.
Esta obra fue redactada en secreto en un cuaderno escolar durante el invierno de 1939-1940. Como señaló la propia autora, «mi obra se escribió con la huella de los acontecimientos aún fresca en mi mente». La autora combatió el miedo con palabras, el silencio con el testimonio, la colectivización con la historia individual, la indiferencia ante el dolor de los demás con la empatía para con el sufrimiento ajeno, el heroísmo tradicionalmente de corte masculino con el espacio íntimo femenino. Poniendo en riesgo su vida, llenó de realidad la ficción para hacer que el futuro lector de este libro único y necesario supiera del pasado, de modo que la memoria de lo acontecido se mantuviera siempre viva.