Volumen cuarto de En busca del tiempo perdido , Sodoma y Gomorra abre un período nuevo dentro de la magna obra proustiana. Mientras espera en el patio de la duquesa de Guermantes, observando la polinización de sus orquídeas, el narrador observa en secreto el encuentro sexual entre dos hombres, el barón de Charlus y Jupien, una escena representada según las leyes de un arte oculto. Con esta escena comienza una meditación profunda sobre la sexualidad y el deseo, alimentada por la atracción que el narrador siente por la bella Albertine. Una representación de la sexualidad sobre la que Samuel Beckett escribió: «Las flores y plantas no poseen voluntad. Son descaradas, exponen sus genitales. Y así, en cierto sentido, son los hombres y mujeres de Proust... Descarados». «Enciclopedia del corazón y del lenguaje, En busca del tiempo perdido no es sólo el más grande tratado sobre las pasiones humanas escrito en el siglo XX; es también una novela que utiliza de manera genial la cuarta dimensión, el tiempo, para definir a los personajes.» CLAUDIO MAGRIS