Sobre la base del concepto de rol, los tres sistemas parciales del sistema político son tratados en la secuencia gradual de su diferenciación dinámica. En primer lugar, la administración, la más diferenciada dinámicamente, que no conoce consideración legítima alguna de otros roles propios de los funcionarios. Luego, los políticos públicamente visibles, expuestos a la observación pública y que por tanto, llegado el caso, también deben justificar políticamente la acción no política cuando esta tiene implicaciones críticas que afectan a la confianza. Y finalmente, los roles del público, los menos diferenciados dinámicamente, roles del elector, del autor de una moción o del interesado en política que busca influir en la legislación, donde la percepción de los propios intereses es tan legítima que solo cabe mostrar mediante análisis sociológicos las prevenciones, no obstante existentes, frente a una disolución en lo puramente privado y particular, las cuales están asimismo integradas en esos roles.