El 3 de noviembre de 2008, la alpinista española Chus Lago inicia una dura travesía en solitario por el desierto antártico, una aventura muy distinta de las cumbres que acostumbra a ganar: la conquista del Polo Sur geográfico.
Durante dos meses, Chus se enfrenta a más de 1.200 kilómetros en unas condiciones extremas que le llevan al límite de sus propias capacidades físicas y psíquicas. Día tras día, Chus tiene que seguir una férrea disciplina para sobrevivir en el desolador clima de la Antártida, arrastrando en solitario un trineo que duplica su peso corporal. En ese entorno, siempre bajo cero, debe seguir rutinas peculiares, como mantener algunos objetos cerca de su cuerpo para que su calor corporal los mantenga correctamente: desde un colirio hasta las baterías del GPS, del que depende completamente para orientarse por un paisaje plano, repetitivo y sin referencias. Cada día, la alpinista debe caminar los kilómetros marcados, sorteando todo tipo de accidente geográficos y climáticos, como el ascenso a la meseta antártica o los huracanados vientos carabáticos, haciendo frente a las inclemencias y al cansancio, y solo permitiéndose renunciar cuando ambos lo hacen imposible.
En las páginas de Sobre huellas de gigantes Chus narra no solamente su propia aventura, sino también las historias de los gigantes exploradores que se aventuraron en la misma expedición antes que ella. Pero sobre todo, rememora vivencias familiares y de aventura junto a su compañero fallecido en 2005, Merab, a quien rinde un emocionante homenaje.