Eileen descubre desde muy pequeña que su vida no será igual a la de los demás: a los tres años cobra conciencia de que ha nacido sin piernas. A partir de ese momento comienza a construir su propia visión del mundo, a hurtadillas, con temor y desconcierto.
Al paso de los años sus circunstancias no mejoran. Además de lidiar con episodios de bullying, la incomprensión de sus amigos y una rigurosa educación católica en casa, Eileen ve cómo su madre se pierde en arrebatos psicóticos y su padre, insondable, lo hace en su silencio. Es la década de los sesenta y la sociedad se escandaliza con las nuevas ideas sobre la sexualidad, las relaciones, los núcleos familiares y la convivencia con el otro.
En medio de ese escenario Eileen emprende un camino para conocerse a sí misma y vencer los tabúes de la discapacidad mientras reflexiona con humor sobre su juventud y la búsqueda del amor.