Sin embargo, los estudios epidemiológicos demuestran una cruel paradoja. Al mismo tiempo que avanzan nuestros conocimientos y mejora la eficacia de los medios de tratamiento, se constata que un alto porcentaje de las personas que padecen transtornos depresivos no son idenficadas y, por consiguiente, no reciben un tratamiento adecuado ni se benefician de los avances de la investigación en este campo...