Es preciso que, pasadas las primeras etapas de desconcierto, los padres se planteen esta cuestión trascendental: ¿qué vida quiero para mi hijo?. Hay unas aspiraciones claras que han de estar en la mente de todos en respuesta a este interrogante: que sea lo más autónomo posible, que sea independiente, que sea unciudadano de pleno derecho, que sea feliz. Ahora bien, un proyecto de vida dirigido hacia esas metas obliga a plantearacciones coherentes con él. La intervención médica, la atención temprana, la integración familiar y escolar, la aplicación de programas educativos de autonomía personal, habilidades sociales, lectura y escritura y preparación laboral, representan instrumentos y pasos en ese trayecto vital que están bien asentados o se están consolidando en lo que respecta a la población con síndrome de Down. Los padres de un niño recién nacido cuentan hoy en día con un proyecto vital claro, dirigido hacia esos propósitos.