Ha firmado un Tratado Constitucional que es un auténtico galimatías ya en el título mismo. Después de tanta retórica sobre la «reunificación del continente», tiene también dificultades para la simple ampliación. Sus miembros están divididos acerca del escaño en la ONU, la guerra de Irak, la posguerra, las relaciones con Estados Unidos, las relaciones con Israel, las organizaciones terroristas, y la política de defensa, inmigración y seguridad. Está retrocediendo demográficamente y tiene dificultades para competir en los mercados globales. Convocada a votar por su Parlamento, no acude a las urnas. Y, llamada a definir su identidad, se niega a explicitar sus raíces culturales y religiosas.
Parece Babilonia, pero es la Europa de hoy. La que predica la idea relativista de que no existen valores universales, ni siquiera esos grandes principios que civilizaron al mundo. La que se manifiesta por la paz incluso cuando se le advierte de la «guerra santa» del fanatismo islámico. La que, para no llamar a los problemas por su nombre, utiliza un «lenguaje políticamente correcto». Y la que se dice laica cuando en realidad está practicando una forma dogmática y arrogante de ideología laicista.
Un hombre de Estado y un hombre de Iglesia confrontan aquí sus análisis personales sobre la situación espiritual, cultural y política de Occidente y, en particular, de Europa. Y, pese a partir de posiciones distintas, descubren una convergencia sustancial en cuanto a las causas de esta crisis y de los remedios que podrían atajarla.
Marcello Pera (Lucca, 1943), catedrático de filosofía de la ciencia en la Universidad de Pisa, es actualmente presidente del Senado italiano. El cardenal Joseph Ratzinger (Marktl am Inn, Alemania, 1927), teólogo de fama mundial, es el papa Benedicto XVI. Marcello Pera y Joseph Ratzinger, un pensador laico y un pensador religioso, coinciden en la necesidad de una renovación espiritual antes que política; en definitiva, en un crecimiento moral que preste sentido al desarrollo tecnológico, económico y social.