En 1980, Carlos Acosta era otro niño pobre cubano apasionado
del fútbol y con un espíritu libre. Miembro de una pandilla
callejera y atraído por el break dance, su padre lo inscribió
en una escuela de ballet para potenciar su innegable talento
y llevarlo por el buen camino. En la actualidad aquel niño es
un adulto que vuela por los aires con gracia y poderío incomparables,
como suspendido en el espacio. Un talento que fue
cincelado con años de soledad, marginación y una estricta autodisciplina.
La estrella de ballet cubano se ha ganado su fama
con sangre, sudor y muchas lágrimas.
¿Qué hay detrás de la magia de su arte? ¿Cómo se convierte
un niño cubano que baila en la calle en una estrella de ballet
mundial? En esta obra se revela la verdadera historia.