Hachiken ha tenido que aceptar una dura lección vital: los adorables cerditos como Chuletón crecen, y su destino es el matadero. Pero Hachiken le tenía tanto cariño al lechón que ha decidido invertir en él el dinero que ganó en verano... para que nadie más pueda comérselo. ¡Una dura lección de la vida!