En 1978, mientras Argentina vive los momentos más duros de la dictadura militar, pero también se dispone a festejar el Mundial de Fútbol, el Polaco ¿un jefe mafioso de medio pelo¿ confía al Negro Benítez el transporte de un cargamento de droga hasta la frontera con Chile. El encargo parece fácil, sobre todo porque el transporte se realiza con la anuencia de los militares, pero al poco el asunto comienza a complicarse. Sobre todo con la aparición de Irma la Paraguaya, una mujer peligrosa y deslumbrante que entrelazará para siempre los destinos del Polaco y el Negro. «Cuando nacés, un ángel agarra el violín y toca la música que vas a bailar toda tu vida. Siempre la misma música. [¿] Del violín del ángel nadie se puede escapar.» Siempre la misma música es una novela negra con ecos de tragedia griega y apariencia de road movie. Con ella, Raúl Argemí se consolida como un autor imprescindible en el panorama de la novela negra latinoamericana.