En contra de lo que suele ser común en los libros de viajes de todos los tiempos, en Sicilia. La piedra negra Julián Meza ha sabido evitar, con implacable rigor y certero buen gusto, toda disquisición inútil y toda retórica erudita, permitiendo así al lector disfrutar en una forma directa y plena el paseo al que lo invita el autor. Es magnífica esa discreción, no exenta de malicia, con la que Julián Meza mantiene el ritmo de su narración en un tono casi conversacional, que le da al lector la certeza de asistir a una experiencia verdadera que va circulando, sin pausa ni circunloquios, conducida por una prosa al mismo tiempo ejemplar.
El autor nos ha informado de la intención de narrarnos su tránsito por otras islas del Mediterráneo. El placer que puede despertarnos tan notable obra no es ya cosa de todos los días en el mundo del libro de hoy. Por ahora, invito al lector a darse este paseo por Sicilia que, estoy seguro, le dejará una grata e inolvidable lección sobre una tierra cuya belleza y pasado, rico en episodios históricos, no ha de olvidar nunca.