Me llamo Tate. Pero él no me llama así. Nunca se referiría a mí de una manera tan informal, eso en el caso de que me dirigiera la palabra. No, casi ni me habla.
Pero aún así, nunca me deja sola.
Hubo un tiempo en que fuimos muy amigos. Luego me dio la espalda e hizo de arruinarme la vida su objetivo. Me han humillado, me han gritado y han murmurado sobre mí durante toda la secundaria. Sus burlas y los rumores se volvieron cada vez más sádicos según iba pasando el tiempo, mientras yo me volvía loca tratando de no cruzarme en su camino. Incluso me fui a Francia durante un año, solo por evitarlo.
Pero ya me he cansado de esconderme y no pienso consentir que me arruine también el último año. Puede que él no haya cambiado, pero yo sí. Ha llegado el momento de luchar.
No pienso dejar que vuelva a acosarme nunca más.