El proceso de separación conyugal es comparable también al que puede tener una planta, a la que se le ha cortado el tallo principal por donde tenía puesta su mayor fuerza y dirección. De pronto, ese tallo se rompe sin posibilidad de reconstrucción; pero la planta no muere; mientras tenga raíz, agua y sol vivirá; necesitará un tiempo para que le broten nuevos tallos por los que seguir creciendo.