Cocidas, en puré, asadas o fritas, el señor Doubler lo sabe todo sobre las patatas, pero no se puede decir lo mismo de las personas. Desde que perdió a su esposa vive solo en la granja Mirth y él está encantado. Las multitudes son para otras personas. La única compañía que necesita son sus patatas y la señora Millwood, su asistenta, que le visita todos los días.
Así que cuando esta se pone enferma todo se desmorona para él, y el señor Doubler empieza a pensar que a lo mejor ha perdido su camino, ¿pero podrá la amabilidad de las personas extrañas hacer que salga de su burbuja?