No se sabe cómo es el nivel académico del instituto Yagami, pero su nivel de locura y actividades extrañas seguro que es el más alto del país. Aparte de los pentágonos amorosos propios de un recinto lleno de hormonas adolescentes, hay reñidas elecciones para el consejo de alumnos, aspirantes a mangaka e incluso celestinos de tres al cuarto.