En el siglo III, evangelizó el sur de la Galia y llegó hasta Pamplona. Y la historia empieza así: En Toulouse, en la Galia Narbonense, actual Francia, conmemoración de san Saturnino, obispo y mártir, que, según la tradición, en tiempo del mismo Decio fue detenido por los paganos en el Capitolio de esta ciudad, y arrastrado por las escaleras desde lo alto del edificio, hasta que, destrozados la cabeza y el cuerpo, entregó su alma a Cristo. Con estas palabras anuncia el Martirologio Romano actual el recuerdo de san Saturnino, venerado como primer obispo de Toulouse (Tolosa en su denominación latina), que fue martirizado, según la tradición, un 29 de noviembre en torno al año 250.