"Si ella fuera a morir, yo ya estaría gritando. Soy una bean sidhe. Y eso es lo que hacemos". Cuando Kaylee Cavanaugh gritaba, alguien moría. Por eso, cuando Eden, una estrella del pop adolescente, se desplomó en el escenario y ella no se puso a chillar, comprendió que pasaba algo raro. No podía lamentarse por alguien que no tenía alma. Lo último que le hacía falta era hacer novillos, saltarse el férreo toque de queda de su padre y poner a prueba la lealtad de su novio, un chico tan guapo que Kaylee casi no se lo creía. Pero adolescentes fascinados por el estrellato estaban vendiendo sus almas sin saber lo que eso suponía: una vida fugaz llena de fama y riquezas a cambio de una eternidad en el Submundo. Kaylee no podía permitirlo, aunque para salvar sus almas tuviera que poner la suya en peligro.