Elisabeth Kübler-Ross supo desde muy joven que su misión era aliviar el sufrimiento humano, y ese compromiso la llevó al cuidado de enfermos terminales. Su contacto con ellos le enseñó que morir es tan natural como nacer y crecer; sin embargo, en nuestro mundo materialista la muerte suele ser vista como algo aterrador.
La rueda de la vida es el legado espiritual de esta extraordinaria mujer que, al reconciliarnos con la muerte, nos enseñó a amar la vida.