Stuart York era un atractivo ranchero que no tenía pelos en la lengua; e Ivy Conley, la mejor amiga de su hermana pequeña, lo sabía por propia experiencia. Una noche Ivy había acabado en sus brazos y la pasión había estallado. Pero, convencido de que Ivy era demasiado joven, Stuart se había apartado de ella, cerrándole su corazón. Ahora, años después, Ivy no pensaba permitir que volvieran a tratarla como a una chiquilla. A pesar de que seguía siendo inocente, sabía que debía luchar sus propias batallas aunque, por alguna razón, Stuart se empeñaba en librarlas por ella y protegerla de todo mal? Entre sus brazos se sentía a salvo? y sabía que era sólo suya