Un día, a principios de este año 2009, Joaquín Sabina y Benjamín Prado decidieron irse a Praga a escribir canciones y siete meses después habían acabado el disco Vinagre y rosas.
Este libro cuenta esa aventura que fue puro rocanrol, llena de versos y versos tachados, chicas que vienen y que se van, viajes, música, alcohol, risas y, sobre todo, lleno de una amistad sin fronteras ni direcciones prohibidas. Y también nos deja ver los talleres de cada canción y nos hipnotiza haciéndonos mirar las vueltas que dieron todas ellas antes de quedar acabadas.
Benjamín Prado rememora en Romper una canción la intensidad de aquellos meses de trabajo en los que Sabina y él pelearon a muerte por cada palabra y llegaron a lograr una combustión y una simbiosis tan profundas que hoy día ninguno de ellos sabe quién escribió qué, porque no hay una coma sin negociar en todo el disco. Así se escribió Vinagre y rosas.