El interés de Dos Passos por España no se limita, sin embargo, al de un turista. Él acude a los teatros, estudia a los clásicos e interpreta lo que se conocía como «espíritu nacional», cuya característica básica sería, para el escritor norteamericano, un feroz individualismo.
Pero el novelista que era Dos Passos no podía dejar de aparecer aquí. La ficción se mezcla con la realidad por medio de Telémaco, que recorre a pie el camino entre Madrid y Toledo en busca de lo que él denomina «el gesto» que reúna en una sola imagen la esencia de lo español. En su periplo se encontrará con gente de todo tipo, entre ellos un moderno don Quijote que le ayudará a conocer y a entender mejor el país que recorre.