La imagen de chico malo y pendenciero que cultivó en la pantalla no hacía justicia a su verdadera personalidad. La suya fue una vida repleta de alcohol, drogas, escándalos de portada (incluido el sonado episodio de su detención y condena por un delito relacionado con las drogas), declaraciones provocadoras, aventuras románticas con compañeras tan glamourosas como Ava Gardner o Shirley MacLaine y conflictos violentos con policías, productores y parientes. Fue una vida de leyenda desde el principio: perdió a uno de sus padres de forma violenta, fue niño vagabundo, adolescente nómada, polizonte del ferrocarril de la Depresión, convicto en una cuerda de presos, boxeador, pícaro, vago de playa, pequeño delincuente y compositor de canciones para espectáculos de variedades. Todo ello antes de encontrar su primer trabajo en el cine (un papel de malo en una serie B del Oeste). Siguieron sesenta años de actividad cinematográfica, de desplazamientos a todos los puntos del globo y de encuentros con los personajes más interesantes de su época: Marilyn Monroe, Frank Sinatra, John Wayne, y Howard Hughes, entre otros muchos. Entre el anonimato y el superestrellato, Mitchum se negó a entregar su independencia y personalidad, distinguiéndose siempre por una legendaria indiferencia hacia la fama y "las mentiras de Hollywood": Hasta el final de su vida fue un disidente del cine y un imán de problemas y escándalos.
Robert Mitchum: ¡Olvídame cariño! es la primera biografía completa del actor, un libro tan importante, interesante y controvertido como el personaje que retrata, basado en miles de documentos recogidos por todo el mundo y en casi doscientas entrevistas con parientes, amigos y colaboradores del actor (muchos de ellos hablan por primera vez para este libro). Apoyándose en un magnífico estilo literario y en un detallismo extraordinario, Lee Server compone una semblanza íntima y exhaustiva de un hombre que vivió una vida extraordinaria, divertida, trágica, audaz y escandalosa.