Koch era un hombre con una firme voluntad, constante hasta el final, desinteresado y paciente. Y aunque autoritario, frío y reservado, era amable con sus discípulos y colaboradores, frente a los que nunca pronunció palabras de reproche o despecho.
Como científico tenía una gran capacidad analítica y creadora. Sus trabajos eran sencillos, objetivos y claros. Robert Koch, a partir de aquel sencillo microscopio, supo llevar el mundo de los microbios a la ciencia.