Riku, para los demás es tan solo un chico, quizá diferente por tener los ojos rasgados y la piel amarillenta, pero igual de inofensivo y atontado que el resto. Va al instituto, vuelve, se encierra en su habitación y calla. Estudia, escribe, lee y perfecciona sus dones para algún día poder escapar. Pero su mente es una sustancia negruzca, que se retuerce en los entresijos grises de su cerebro, una bestia que quiere escapar de la jaula de hueso y piel en la que está encerrada. Un adolescente que tiene que enfrentarse con la violencia doméstica, con el descubrimiento de la sexualidad y de los primeros amores, y con desbocados impulsos de amor y muerte, cuyas riendas ha de aprender a dominar. Riku Utada, a pesar de no estar muerto, nos escribe desde los infiernos.